La niebla baja de los canales, los callejones de adoquines vacíos, la plaza de san Marcos desierta y la temporada de acqua alta pueden hacer de Venecia una ciudad fría y humedad en invierno, pero la ocasión de recorrerla sin turistas de por medio es demasiado tentador para dejarla pasar por miedo a un poco de frío. Tan solo hay que abrigarse bien y perderse. Antes o después, uno se topa con maravillas como el puente de Rialto o la magnifica Gallerie dell´Accademia, pero la diversión está en el ambiente de los callejones y los cafés, donde siempre hay espacio de sobra en esta época.